No hay congreso de un partido que se precie en el que dirigentes y militantes no se vuelquen en reivindicar su identidad, y en este cónclave del PSOE en Sevilla, a pesar del momento difícil que atraviesa el partido, hay que redoblar la apuesta: todo al rojo.
"Rojo", "roja", "zurdo", "zurda". Camisetas, chapas, bolsas o calcetines, y hasta una "zona roja" desde la que hablar. Roja la alfombra, rojas las carpas y rojos muchos de los atuendos.
Prendas, objetos y escenarios para presentarse como referentes de la izquierda más genuina. Algo que los dirigentes del partido también han hecho en sus discursos, centrados en desterrar las acusaciones que les persiguen estos días y hablar de los logros del Gobierno de Pedro Sánchez, presente ya en este cónclave.
Y como de reivindicarse se trata, en el acto de inauguración del congreso han sido muchos los ovacionados por el auditorio en pie.
Los más aclamados, los expresidentes andaluces Manuel Chaves y José Antonio Griñán, cuyas condenas por el fraude de los ERE en Andalucía fueron anuladas en verano por el Tribunal Constitucional. El presidente del congreso socialista, el andaluz Juan Espadas, pedía para ellos el aplauso "por justicia".
También ha habido ovación para el triunfal Salvador Illa, el primer presidente no nacionalista de la Generalitat de Cataluña en catorce años.
Pero el aplauso más unánime ha sido para los socialistas valencianos. Todo el auditorio sin excepción se ponía en pie al escuchar de la ministra y líder de los socialistas valencianos, Diana Morant, los nombres de los alcaldes que han sufrido en sus municipios los devastadores efectos de la dana del 29 de octubre.
Pocos han sido los ausentes en estos momentos de máximo calor. Entre ellos el presidente castellanomanchego Emiliano García Page, que ha preferido llegar al congreso cuando el acto de inauguración y la lectura del informe de gestión del secretario de Organización, Santos Cerdán, ya habían acabado.
Un informe que más que de gestión ha sido de denuncia, en concreto contra la "cacería humana" que, en palabras de Cerdán, están sufriendo los socialistas y especialmente su líder.
A Juan Espadas, que al comenzar su presidencia de esta cita ha asegurado que los congresos del PSOE "no son un paripé" y ha presumido de debate interno, le ha tocado sin embargo frenar el único intento de discusión que ha habido en este acto abierto.
Justo antes de aprobar por aclamación el informe del secretario de Organización, Espadas ha visto que alguien, de lejos, quería decir algo: "Veo una mano a un kilómetro", ha dicho.
Era una delegada de Izquierda Socialista, que recordaba los estatutos para pedir debatir el informe y reclamar, en suma, "más participación". "Si se puede intervenimos, y si no, que quede constancia", ha señalado. Y Espadas no ha dado pie a la discusión: "Gracias compañera, quedará constancia".
Así que sin más interrupciones el acto ha proseguido con otras intervenciones y el agradecimiento, entre otros, a los invitados internacionales que se han acercado a Sevilla.
Las dos más relevantes, la vice primera ministra del Reino Unido, Angela Rayner, y la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, no han llegado a tiempo a la inauguración aunque intervienen en actos por la tarde.
Sí estaban la vicepresidenta de Angola, Esperança da Costa, la coordinadora general de la Internacional Socialista, la camerunesa Chantal Kambiwa, la viceministra de Interior albanesa, Romina Kuko o el eurodiputado socialista francés Raphael Glucksmann, entre otros.
Aparte de algunos foros por los que pasan ministros e invitados, las delegaciones dedican la tarde de este sábado a discutir las enmiendas a la ponencia que los socialistas tienen que aprobar; esas ideas y medidas que según Espadas deben después acabar plasmadas en el BOE.
Y entre esos debates y muchos otros -como los que puertas adentro haya podido haber entre Sánchez y los barones autonómicos en el almuerzo que han tenido-, puertas afuera se ve a delegados y dirigentes confraternizando y compartiendo fotos, besos y abrazos. Que toca hacer piña.